viernes, 25 de noviembre de 2011

Cacatopía

Viernes, 25 de noviembre de 2011


Querida mamá:

Técnicamente ayer tuvimos nuestra última conferencia y clase de rescate gráfico coreano. Aunque los dos próximos jueves todavía hay clase, prácticamente la experiencia coreana en materia de impartir clase, está finalizada. El jueves,1 de diciembre, nos dedicaremos a corregir y el 8 de diciembre es la sesión y entrega final del proyecto de la Estación de Seúl.

Llegamos como siempre a las 11:00, después de coger el autobús de profesores de las diez de la mañana. A las 11:30 impartíamos la tercera y última sesión del rescate gráfico 3D, 13.30 la conferencia de Ciro y por último, era muy probable que tuviéramos que continuar un rato con el rescate gráfico 3d (que así fue).

Ciro desde hace tiempo quiere preparar “la clase” sobre flexibilidad y vivienda. Hace un par de años preparamos una charla para los alumnos de segundo sobre vivienda mínima. Nos llevó bastante tiempo y el resultado es bastante espectacular (eso creo yo, al menos). Había muchísimas referencias, proyectos, arquitectos y el nivel y diversidad de los dibujos que mostrábamos era un alarde gráfico brutal. De hecho, esa clase ayudo muchísimo a los alumnos con el proyecto que tenían entre manos. Sugerí a Ciro que utilizase ese material para la conferencia sobre flexibilidad ya que a los coreanos les hace mucha, mucha, mucha falta “ver cosas”. Era completamente absurdo comenzar la conferencia desde cero teniendo esa presentación con nosotros. Pero ya te he dicho que Ciro es terco como una mula y la presentación no se ajustaba del todo a la idea que él tiene (sabe bastante de estos temas y lleva tiempo estudiando sobre ello). Hasta el último momento lo intentó pero al final tuvo que tirar de lo que ya teníamos.

La primera parte de rescate gráfico se desarrolló sin ningún incidente fuero del estándar coreano: impuntualidad, siestas, despistes, etc… Terminamos a las 13.15 para tener quince minutos entre sesión y sesión. A las 13:30, el aula estaba prácticamente vacía, a excepción por supuesto, de Santiago y de los alumnos del rescate. A las 13.40 aparecieron el profesor Lee (el de Ciro), François y unos cuantos alumnos (bastante pocos).

No te explicado que el Lee de Ciro es un personaje que me tiene fascinada.
En primer lugar, el rasgo principal de su carácter es que está encantado de haberse conocido. Siempre va hecho un pincel, pero los días de corrección y entrega más.
En segundo lugar, es la definición andante de machismo.
En tercer lugar, piensa que la docencia es una competición entre profesores y la medalla de oro la gana el que mejores alumnos tenga. Pero no te equivoques, no se trata de un acto de generosidad, es pura vanidad. Tengo que decir que su estudio es el del nivel medio más alto. Quizá sea coincidencia o suerte, pero la realidad es esa.
En cuarto lugar, junto con Santiago, es el profesor más dedicado al estudio. De hecho, por esa competitividad antes mencionada, la idea de no corregirles los jueves, por estar Ciro aquí, le ha obligado a duplicar las clases. El corrige por la mañana y Ciro se supone que por las tardes. La consecuencia ha sido que los jueves por las tardes no hay ni Dios en el estudio 43.
En quinto lugar, en clases y correcciones solo habla coreano. Y sabe inglés. No tengo ni la menor idea cuál es su discurso docente.
Y en sexto lugar, piensa que soy una extraterrestre.

Ayer, tras quince minutos de retraso, Ciro comenzó la conferencia. La audiencia era bastante escasa pero nuestra experiencia nos ha enseñado que no movemos masas, precisamente. Al segundo en que Ciro acabo de dar las buenas tardes, Lee II (el otro Lee por ser mi compi se ha ganado el honor de ser el uno), en un perfecto inglés, le pidió que esperase que faltaban “sus” alumnos. Ciro contestó que OK. Yo estaba también allí y a mí no me pareció nada OK. El tema de la puntualidad y las siestas de los estudiantes en este país está agotando mi escasa paciencia. Lección número uno, puntualidad. Lección número dos, no se duerme en clase.


Yo estaba sentada en una pequeña y cutre silla y en el extremo opuesto a Ciro. Parecía el apuntador de una obra de teatro. Ciro me había pedido por favor, que interviniese durante la conferencia. Con la mejor de mis sonrisas, me levanté de la sillita, miré a Lee II, sentado entre la audiencia y dije: “Comienzo a estar un poco cansada de esperar siempre a los estudiantes”. Los ojos se le salían de las orbitas. La extraterrestre había hablado. Se confirmaban sus sospechas. Esa “mujer” definitivamente venía de otro mundo. Como si del ataque de los clones femeninos se tratase y temiendo por su vida, solicitó mi perdón. Mis intenciones eran pacíficas y en ningún caso el ataque iba dirigido al comandante de la nave. Volví a mi posición original y esperé impacientemente a que una pequeña representación de tropas hiciese el honor de custodiarle. El desfile triunfal de Márquez, alias Gladiator, comenzó con media hora de retraso. Pero lo importante es que fue triunfal.

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