miércoles, 30 de noviembre de 2011

Revindicaciones coreanas (del Sur)

Sabado, 26 de noviembre 2011

Querida mamá:


Llevo toda la mañana preparando el resumen de nuestra actividad académica en Corea. Todavía está a medias, es una especie de memoria de nuestra estancia aquí. Espero entre mañana y el viernes acabarla.
Hemos ido a comer a una barbacoa que descubrimos el otro día, bastante cerca del despacho de Kim. Llueve muchísimo y han bajado algo las temperaturas. Estoy en Gurunaru, en la zona de fumadores y están todas las ventanas abiertas. Puede que me quedé pajarito. Ciro ha optado por el calor de lo conocido y se ha ido a SKAI (Sung Kyun Architecture Institute), más conocido como la planta quinta del 600 Centenary Building.


Tengo pendiente contarte nuestro encuentro con la manifestación en contra del FTA (Free Trade Agreement) entre Estados Unidos y Corea del Sur. No estoy nada puesta en estos temas. Por lo que he entendido, básicamente, el tratado, aprobado el pasado 22 de noviembre 2011, facilita, todo, la entrada en Corea de productos alimenticios provenientes de EEUU. Además de generar innumerables posibilidades de negocios entre los dos países. La mayoría del gobierno está a favor del acuerdo. Como sabes, el poder de este país está en manos de las multinacionales que lo controlan todo. De hecho, 157 congresistas votaron a favor y solo 7 en contra. Aquí la votación causó cierto revuelo ya que uno de los no partidarios/político (supongo uno de los siete) entró en el Congreso lanzando gases lacrimógenos. Hay que tener cuidadito con estos orientales.


El sábado, después de nuestras aventuras varias, nos acercamos al centro, junto al hotel de los visitantes, donde hay dos librerías grandes, muy cerca una de la otra. Al salir de la primera (desde donde te llamé para felicitarte) nos topamos con un grupo no muy numeroso de policías uniformados y con pinta de antidisturbios. Saque la cámara inmediatamente y me puse a hacer fotos. Soy un poco pesada con la cámara (parezco japonesa, je), hago fotos constantemente. Algunas veces Ciro pasa un poco de vergüenza, sobre todo cuando me centro en personajes aislados y lugares cerrados. Son dignos de un estudio mucho más profundo que una simple foto. Ya te he dicho que estoy desarrollando bastante morro en este país. En fin, cuando saqué la cámara para registrar a los policías, Ciro casi muere allí mismo, y se puso a andar bastante rápido, dejando claro que no tenía nada que ver conmigo. Le dije que era inútil. Aquí es imposible pasar desapercibido, por mucho que se alejase todo el mundo sabría que íbamos juntos. No pasó nada pero a cincuenta metros, empezaron a desfilar a paso ligero millones de policías, con escudo, espada/porra de luz como las de juguetes de la guerra de las Galaxias.


(Me voy a la zona de no fumadores, hace un frio espantoso. No entiendo porque siempre son los enfermos los sacrificados).
Empezamos a fijarnos con un poco más de cuidado y había ante nosotros un ejército completo de seguridad. Cientos de autobuses aparcados en las aceras a modo de barreras cortando la circulación entre el asfalto de los vehículos y la zona peatonal. Furgonetas envueltas y protegidas por mallas metálicas en todas sus caras. Vallas o rejas metálicas de tres metros de alto que se desplazaban solas por la calle. Una autentica pasada. Los policías aparecían por todos partes y de todos los lados. Corrían en fila y nunca perdían el orden establecido por el superior que iba a la cabeza. Todos bastante jóvenes y con una mirada que no inspiraba mucha seguridad, parecía que era la primera vez que salían a la calle. Comencé a ponerme muy nerviosa, era todo un espectáculo. Seguíamos andando muy despacito, mirando alrededor, preguntándonos que es lo que estaría pasando.

 De repente, tropezamos con un grupo de cincuenta personas que obstaculizaban el paso y que no eran policías. Hasta ahora lo único que habíamos visto era la aglomeración de “fuerzas de seguridad del estado coreano”. Había un gran numero en sillas de ruedas, o bien eran veteranos de guerra (han tenido tantos conflictos) o se trataban de una congregación de minusválidos para luchar por algún tipo de derecho. Increpaban a la barrera de policías que tenían delante. Nos quedamos parados intentado descubrir el motivo de tal concurrencia de gente. No entendíamos ni una palabra. Ciro, muy avispado, comentó que quizá estaban protestando por el acuerdo. Había muchísimos mirones como nosotros, subidos a las aceras, en el metro, en la acera. Consigue subirme en la barandilla de la entrada del metro y continúe haciendo fotos como una posesa ante la mirada atónita de Ciro. Aseguraba que soy una morbosa, y es verdad, lo he sido desde pequeña. El seguía sin sacar su cámara.


En ese instante un grupo de policías desfiló delante de nosotros y se metió en el metro. Les seguimos y cruzamos la calle por abajo. Al salir a la superficie el espectáculo era mucho más grandioso que en el otro lado. Estaba totalmente emocionada. Más policías y más manifestantes. Ciro claudicó y sacó la cámara de video. Los manifestantes empezaban a multiplicarse, hondeaban banderas de todo tipo, la única que reconocimos fue la bandera gay (están por todas partes). Los manifestantes gritaban, aplaudían y coreaban cosas frente a una estatua de un tipo con pinta de haber sido importante para la historia de Corea. La gente pasaba bastante de nosotros y cuando alguno se dirigía a nosotros, era siempre en son de paz, haciéndonos participe de su sorpresa o incredulidad.

Justo al lado de donde estábamos había una oficina de turismo. Entramos a pedir un plano de Seúl y de paso le pregunté a la señorita que es lo que estaba pasando. Contestó en inglés: “FTA demonstration”. Mi inglés aunque ha mejorado, todavía le queda. Pensaba que era un simulacro de entrenamiento de los jóvenes policías. Gracias a Dios, Ciro me sacó de dudas, porque podría estar escribiendo ahora sobre el simulacro. Me explicó que manifestación en inglés es “demonstration”.


Estuvimos un buen rato, de aquí para allá. Seguro que tú y los padres de Ciro nos hubierais regañado por imprudentes. Aunque no lo creas, yo tomaba ciertas precauciones, y por mi experiencia en fútbol, estaba obsesionada con pararnos en sitios que nos permitiesen salir cagando leches de allí si la situación se ponía tensa. De verdad, eran súper cívicos tanto los manifestantes como los policías. Tanto civismo no lo he visto jamás en España y más si es una protesta con carácter económico contra el gobierno.


Nos fuimos después de más de una hora de cotillas. Mi curiosidad sobre el tema hizo que me pusiera a mirar por primera vez la prensa local en la Web (en inglés, claro). Al final lo más útil y rápido ha sido la información de primera mano. La cuestión de fondo, lo que verdaderamente preocupa a las madres coreanas, (esto es cierto) es la posibilidad de que sus hijos puedan enfermar con carne americana infectada con la enfermedad de las vacas locas. Y doy fe, en todos, todos los restaurantes de Seúl donde se ofrece carne en la carta se indica el origen de la carne que solo es australiana o coreana.

Impresionante, que carros de combate!!

Un abrazo
María

Pd. Habrá que subir algún de los videos que grabó Ciro.

martes, 29 de noviembre de 2011

El alma coreana

Como hoy no creo que me de tiempo a escribir, estoy algo liada con la UEM (sí,sí, con la UEM) y tampoco voy a perder la costumbre, subo un correo que mandé ayer por la tarde. Además durante la semana que viene, con los vistantes aquí, es muy probable que la actividad blogera decaiga un poco.

Lunes, 28 de noviembre 2011


Lucas es el de la derecha
Querida mamá:


Estoy de nuevo en mi sillón coreano favorito. Tengo mono de escribirte despues de este parón. Incontinencia verbal. Como me estoy volviendo coreana en algunas cosas, tengo los cascos puestos y estoy escuchando mi último descubrimiento musical, Adele. Es una cantante inglesa, bastante jovencita, que canta como los ángeles. Nunca he sido una experta en música, de hecho lo que me gusta a mi, suele ser muy fácil y malo según los “expertos”. Pero a Ciro también le gusta, y él sin llegar a ser un entendido, sabe un poco más que yo. No sé si sabré escuchar música y escribir al mismo tiempo. Me cuesta concentrarme cuando la música me gusta mucho.

Lo malo de mi soledad cafetera son los momentos de ir al cuarto de baño, que como sabes, se repiten con cierta frecuencia. Paso por un estado de tensión e inquietud importante. Que hago con todos mis bártulos, ordenador, bolso, iPhone, chaqueta, etc!!! La idea de llevarlo todo conmigo, siempre la desecho. Para cuando hubiera acabado de recoger, seguro que ya era demasiado tarde. Con lo que al final siempre optó por dejarlo todo, excepto el iPhone, donde está. Mi vida sin mi iPhone ya no puedo imaginarla y menos, aquí. Hay que decir que cierta inquietud me acompaña al cuarto de baño. Todo esto te lo cuento porque acabo de hacer una visita a mi lugar favorito.
Pero lo bueno de este país es que es bastante seguro. No hemos visto ningún tipo de pillaje en todo el tiempo que llevamos aquí. Y te aseguro que cuando algunos personajes europeos descubran las posibilidades de esta ciudad, la situación va a cambiar. Las tiendas tienen productos en el escaparate sin ninguna seguridad. Todas las cosas expuestas, sobre todo, las gilipolleces están ahí, tentándote. Menos mal que no soy Winona Ryder. Otro ejemplo de esta tranquilidad coreana es el tema del pago con tarjetas de crédito. Al pagar con el plástico TMoney no hace falta nada, ni ID, ni número secreto. La firma la puede hacer cualquiera, de hecho, el otro día, sin yo decir nada, compré tabaco con mi tarjeta coreana y la dependienta firmó por mí. Alucinante.

En materia de cuartos de baños públicos, el equipamiento de esta ciudad es mi paraíso. Hay cuartos de baño por todas partes. Por una vez en mi vida, no conozco la mayoría de los hoteles de la ciudad que visito. Todas las estaciones de metro tienen cuarto de baño público y suelen estar antes de los tornos. Están muy limpios y totalmente equipados: papel higiénico, jabón, espejos, secador o papel para secarse las manos....
Algunos tienen hasta un expendedor de liquido para enjuagarse, tipo licor del polo o oraldine, con un super vasito conico de papel plastificado (nada de sobrecitos).
De vez en cuando, las estaciones más antiguas sobre todo, tienen cabina con agujero en el suelo, pero que le vamos a hacer. Lo importante es que exista agujero y privado. Según parece, hasta no hace mucho tiempo, los baños de las casas estaban exentos y fuera de las viviendas. Hay algunos bares que están en locales sin reformar y que tienen todavía el baño fuera. Eso son los peores. Entra todo el mundo que quiere ya que el acceso está en la calle y son lo más a mano por las noches, cuando los coreanos están un pelín cocidos.
Detalle de urinario en uno de los bares que hemos visitado.
El cuarto de baño de tías era más tradicional.

Al igual que en Japón, la bebida es una costumbre casi obligada. Hacer negocios exige que al menos pases una velada pimplando bastante alcohol. Por supuesto, esto es aplicable a los hombres. Debes “enseñar el alma” a tu posible socio. Y la única manera de descubrir tus secretos es liberándote de tus prejuicios y exponerte tal y como uno es. Al día siguiente, hay una especie de acuerdo tácito, y no se comenta nada de lo ocurrido o hablado. Todas las noches, más los fines de semana, vemos a más de uno que ha enseñado los huecos más profundos de su alma. El dueño de la Tertulia, al que llamaré a partir de ahora con el seudónimo de Lucas, el sábado pasado nos la enseñó. Y aunque no soy coreana, voy a seguir el acuerdo de silencio y no voy a contar nada de lo que nos confesó. Todavía estoy en estado de shock. Estoy segura que volveré a mencionarlo. Quizá quiera hacer negocios con nosotros.

No le conocemos pero estoy fascinada con el jersey

Un abrazo

María

lunes, 28 de noviembre de 2011

Lotte World ( Disneyworld coreano)



Lunes, 28 de noviembre 2011

Buenos días mamá:


Nuestro querido GB, hoy, está cerrado. Estoy en otro café, junto a la puerta principal de acceso a la universidad. Ante este contratiempo, me ha dado por investigar. Ninguno como GB, ni como la chaise longue de Guranaru. El café está bien pero la señorita que atiende no es la más simpática de Corea; que borde!!!!
Tengo muchísimas cosas que contarte después de este intenso fin de semana. El sábado vivimos tres experiencias, más bien cuatro, dignas de un par de líneas. Probablemente en este correo solo cuante un par de ellas.

Comenzamos por el “Garak Market”, el mercado más grande de Corea, según cuentan. Nada que ver con la gran pecera. Mucho más grande y menos carácter. Para empezar, está totalmente fragmentado, es decir, no existe un único espacio. La primera impresión fue la de estar paseando por un campamento militar con miles de tiendas de campaña, durante una mañana de batalla por la ausencia de la mayoría de las tropas. Entramos por la parte trasera, hortalizas y verduras. A medida que nos adentrábamos en el mercado, las tiendas de campaña crecían en tamaño y la apariencia era más de trastienda de un gran circo. Siento que el adjetivo grande se repita tanto en mis relatos pero en esta ciudad todo es grande. De hecho, el mercado es una ciudad en miniatura: calles, edificación, aparcamiento, servicios etc.


Pasábamos de una "carpa" a otra a través de un complejo sistema de cierre y apertura que agravaba la sensación de estar en el mayor espectáculo del mundo. En las fotos podrás apreciar a lo que me refiero. El escaparate del mercado se producía en el espacio “vacío” o calle que generaban las filas o hileras de carpas. Pero se podía pasar de un sector a otro atajando por el interior de las carpas. En el interior de las pabellones, tampoco había demasiada actividad. No sabemos si porque era sábado, pero el mercado estaba a medio gas. La verdad es que si todos los vehículos que había almacenados y aparcados se pusieran en marcha a la vez la impresión debe ser completamente distinta.

Como le explicaba a Ciro, las fotos que hice se centraban en pequeños detalles y tuve tiempo para preparar y elegir las fotos. Todo lo contrario a la gran pecera donde era imposible concentrarse en un solo detalle. Tras dar una vuelta por el pabellón de pescado y comparar con rigor, decidimos abandonar el mercado y encaminamos nuestros pasos al “Lotte World”.

Después de Samsung, Lotte es la palabra más vista y escuchada en Corea. Es el Corte Ingles pero a lo bestia. Si recuerdas, la recepción de la Embajada fue en el hotel Lotte, en el centro de Seúl. Pero además de hoteles, tienen tiendas, centros comerciales, grandes almacenes, supermercados, inmobiliarias… y también el “Lotte World”, la competencia coreana a pequeña escala (por una vez el calificativo es “pequeño”) de Disneyworld. Ciro había leído en una de las guías que el mundo Lotte contaba con una pista de hielo, bolera y parque de atracciones interior que merecía la pena visitar y está a tres paradas de metro del mercado. Nos bajamos en Jamsil y anduvimos unos trescientos metros por el típico subterráneo/pasillo del metro.


A medida que nos acercábamos, los tenderetes o puestos de venta ambulante se multiplicaban. Casi sin darnos cuenta, el largo pasillo desembocó en un inmenso vestíbulo. Yo estaba en estado de shock. Sin saberlo había sido teletransportada desde Corea a La Vegas, y en concreto, al interior de cualquiera de sus casinos: Fuentes, entre otras, una reproducción de La Fontana de Trevi; frescos; mármoles; restaurantes; tiendas; gente; bullicio; carteles; publicidad; música, rebajas etc… solo faltaban las máquinas tragaperras. Colapsé. Si eso era la estación de metro no podía imaginar lo que podía pasar en las plantas superiores. Además comenzaba a tener bastante hambre. Ciro ha descubierto que cuando tengo hambre me pongo imposible. Hasta ahora, era consciente de que el cansancio produce efectos negativos en mi carácter, pero parece ser que el hambre también. Ciro solo quería encontrar el gran espacio y yo solo quería salir de allí los más rápidamente posible.

Conseguimos llegar a la planta calle después de pasar por todo tipo de “atracciones” inimaginables para una mente de cierta edad occidental. Hubo una que me encantó: un aeropuerto para niños, venta de billetes, información de vuelos, facturación, embarque etc…El personal de tierra perfectamente uniformado, facilidades para grupos, salas de espera, zonas vip. Los vuelos no sé a dónde te dirigían (no pudimos cogerlo) perro la idea me pareció grandiosa. Era una pasada ver a todos los niños haciendo fila para facturar. No obstante, como todo el mundo sabe, los niños no suelen viajar solos. Y si para los niños el mundo Lotte es el paraíso para los adultos es el absoluto infierno. En nuestro periplo por los pasillos del infierno topamos con una acceso cerrado al espacio central, ese que prometía ser por lo menos, la sexta o séptima dimensión. Ciro comenzó a ponerse muy nervioso; lo que se podía ver desde ese hueco puerta no era mucho, pero todo indicaba que íbamos a tener que pagar una entrada para disfrutar de la vista. A lo que yo me negaba.

Tras la comida en un restaurante chino, en la planta baja del mundo, yo comencé a sentirme mejor y acepté reiniciar la expedición. Subimos, bajamos, entramos, salimos pero no había forma de acceder al espacio. No sabemos bien como, sería incapaz de dar instrucciones, accedimos a la pista de hielo, base del paraíso infantil. Se trataba de una espacio vacío con una altura equivalente a cinco o seis plantas cubierto por una gran bóveda de cristal. En el perímetro del vacío y en las tres plantas se desarrollaban miles de cosas. El parque de atracciones está en la última (como todo el mundo sabe, la mejor) y no pudimos acceder. Pero desde la pista de hielo se veía todo a la perfección: montañas rusas, trenes, casa del terror, tío vivos y la atracción estrella, al menos para Ciro: varios globos aerostáticos (eléctricos) que te facilitaban el paseo alrededor del parque. Los pequeños detalles tampoco faltaban: nieve proyectada por dos grandes cañones.



En fin, me hubiera gustado muchísimos que estuvieran conmigo Hugo, Pía y Sofía. Ellos lo hubieran flipado. Y a estos sitios, se debe ir con niños…

Un abrazo
María


viernes, 25 de noviembre de 2011

Cacatopía

Viernes, 25 de noviembre de 2011


Querida mamá:

Técnicamente ayer tuvimos nuestra última conferencia y clase de rescate gráfico coreano. Aunque los dos próximos jueves todavía hay clase, prácticamente la experiencia coreana en materia de impartir clase, está finalizada. El jueves,1 de diciembre, nos dedicaremos a corregir y el 8 de diciembre es la sesión y entrega final del proyecto de la Estación de Seúl.

Llegamos como siempre a las 11:00, después de coger el autobús de profesores de las diez de la mañana. A las 11:30 impartíamos la tercera y última sesión del rescate gráfico 3D, 13.30 la conferencia de Ciro y por último, era muy probable que tuviéramos que continuar un rato con el rescate gráfico 3d (que así fue).

Ciro desde hace tiempo quiere preparar “la clase” sobre flexibilidad y vivienda. Hace un par de años preparamos una charla para los alumnos de segundo sobre vivienda mínima. Nos llevó bastante tiempo y el resultado es bastante espectacular (eso creo yo, al menos). Había muchísimas referencias, proyectos, arquitectos y el nivel y diversidad de los dibujos que mostrábamos era un alarde gráfico brutal. De hecho, esa clase ayudo muchísimo a los alumnos con el proyecto que tenían entre manos. Sugerí a Ciro que utilizase ese material para la conferencia sobre flexibilidad ya que a los coreanos les hace mucha, mucha, mucha falta “ver cosas”. Era completamente absurdo comenzar la conferencia desde cero teniendo esa presentación con nosotros. Pero ya te he dicho que Ciro es terco como una mula y la presentación no se ajustaba del todo a la idea que él tiene (sabe bastante de estos temas y lleva tiempo estudiando sobre ello). Hasta el último momento lo intentó pero al final tuvo que tirar de lo que ya teníamos.

La primera parte de rescate gráfico se desarrolló sin ningún incidente fuero del estándar coreano: impuntualidad, siestas, despistes, etc… Terminamos a las 13.15 para tener quince minutos entre sesión y sesión. A las 13:30, el aula estaba prácticamente vacía, a excepción por supuesto, de Santiago y de los alumnos del rescate. A las 13.40 aparecieron el profesor Lee (el de Ciro), François y unos cuantos alumnos (bastante pocos).

No te explicado que el Lee de Ciro es un personaje que me tiene fascinada.
En primer lugar, el rasgo principal de su carácter es que está encantado de haberse conocido. Siempre va hecho un pincel, pero los días de corrección y entrega más.
En segundo lugar, es la definición andante de machismo.
En tercer lugar, piensa que la docencia es una competición entre profesores y la medalla de oro la gana el que mejores alumnos tenga. Pero no te equivoques, no se trata de un acto de generosidad, es pura vanidad. Tengo que decir que su estudio es el del nivel medio más alto. Quizá sea coincidencia o suerte, pero la realidad es esa.
En cuarto lugar, junto con Santiago, es el profesor más dedicado al estudio. De hecho, por esa competitividad antes mencionada, la idea de no corregirles los jueves, por estar Ciro aquí, le ha obligado a duplicar las clases. El corrige por la mañana y Ciro se supone que por las tardes. La consecuencia ha sido que los jueves por las tardes no hay ni Dios en el estudio 43.
En quinto lugar, en clases y correcciones solo habla coreano. Y sabe inglés. No tengo ni la menor idea cuál es su discurso docente.
Y en sexto lugar, piensa que soy una extraterrestre.

Ayer, tras quince minutos de retraso, Ciro comenzó la conferencia. La audiencia era bastante escasa pero nuestra experiencia nos ha enseñado que no movemos masas, precisamente. Al segundo en que Ciro acabo de dar las buenas tardes, Lee II (el otro Lee por ser mi compi se ha ganado el honor de ser el uno), en un perfecto inglés, le pidió que esperase que faltaban “sus” alumnos. Ciro contestó que OK. Yo estaba también allí y a mí no me pareció nada OK. El tema de la puntualidad y las siestas de los estudiantes en este país está agotando mi escasa paciencia. Lección número uno, puntualidad. Lección número dos, no se duerme en clase.


Yo estaba sentada en una pequeña y cutre silla y en el extremo opuesto a Ciro. Parecía el apuntador de una obra de teatro. Ciro me había pedido por favor, que interviniese durante la conferencia. Con la mejor de mis sonrisas, me levanté de la sillita, miré a Lee II, sentado entre la audiencia y dije: “Comienzo a estar un poco cansada de esperar siempre a los estudiantes”. Los ojos se le salían de las orbitas. La extraterrestre había hablado. Se confirmaban sus sospechas. Esa “mujer” definitivamente venía de otro mundo. Como si del ataque de los clones femeninos se tratase y temiendo por su vida, solicitó mi perdón. Mis intenciones eran pacíficas y en ningún caso el ataque iba dirigido al comandante de la nave. Volví a mi posición original y esperé impacientemente a que una pequeña representación de tropas hiciese el honor de custodiarle. El desfile triunfal de Márquez, alias Gladiator, comenzó con media hora de retraso. Pero lo importante es que fue triunfal.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

The Layering Criminal

Miércoles, 23 de noviembre de 2011



Ejercicios vespertinos coreanos para entrar en calor

Querida mamá:

El invierno ha llegado a Seúl. Las predicciones hablaban sobre las bajadas de temperaturas hoy, miércoles 23 de noviembre. Esta mañana me he abrigado bastante, a base de muchas capas en la zona superior de mi cuerpo: sujetador (algo hará), camiseta de manga corta, camiseta de manga larga, camisa, jersey, pañuelo, chaleco sideral sin mangas con borreguito en el interior y chaquetón de algodón que me compré aquí hace unas semanas. Las extremidades inferiores están cubiertas por calcetines por encima de la rodilla, bragas (por supuesto), vaqueros (es lo único que tengo) y botas UGGs. Y por supuesto, mis guantes de hace veinte años (me los regalaste tú) y el gorro de cien pesetas que compramos el otro día. Normalmente, suelo saber la temperatura que hace en el exterior ya que todas las mañanas, en pijama y antes de vestirme, me fumo un cigarrito en el jardín de nuestra planta. Es el momento "Habanos" del día. Ya casi no me quedan y los pocos que me quedan los estoy guardando para ese momento. Me he propuesto aguantar con ese paquete hasta que lleguen los visitantes. Te podrás imaginar que esa costumbre hoy la he tenido que abandonar. Ahora fumo agazapada en el cuarto de baño de mi cuarto con los extractores encendidos. Sí, sí, ya sé que muchos pensaran que soy una delincuente y que no tengo ningún tipo de respeto por los demás. Imperdonable… Y aunque no lo parezca suelo cumplir las normas en lo que al tabaco se refiere. Pero morir congelada no me apetece y a día de hoy no tengo la más mínima intención en dejar de fumar. Por tanto, mientras no acondicionen un espacio para los enfermos fumadores durante condiciones climatológicas extremas, tendré que seguir infligiendo la ley.

Sigo con el tiempo. Hoy, al salir a desayunar a GB hacía fresquito pero nada fuera de lo normal para el mes de noviembre. En el despacho de Seúl hay calefacción y al llegar, con mucha paciencia, me he ido quitando algunas de la capas. Digo que en Seúl hay calefacción porque en Suwon, en el despacho de Santiago, solo ponen la calefacción una hora por la mañana y otra por la tarde. Además no sé de qué año es, pero el otro día cuando llegamos, pensé que Santiago se estaba duchando del ruido que producía esa máquina. Y te aseguro que no es exageración.

Tras toda la mañana cálidamente trabajando y fumando en un espacio interior habilitado para tal efecto (aunque sea en el cuarto de baños de tíos, ya sabes cómo es esta sociedad) a las 14:30 hemos decidido ir a comer. Normalmente, soy yo la que espera a Ciro, pero esta vez ha sido Ciro el que ha esperado. Que coñazo!!! He tardado una eternidad en estar vestida con todas las capas. Cuando hemos salido el invierno acababa de llegar, incluso caían unos mini copos de nieve. Pero lo mejor es que el sistema “layering” ha funcionado. Aunque si quiero seguir siendo puntual debo tener en cuenta, al menos diez minutos extras, dedicados a ponerme todas esas prendas.

Un abrazo
María

martes, 22 de noviembre de 2011

Han River

Martes, 22 de Noviembre 2011



Querida Mamá:
Lo malo de comprometerte con algo es que después debes cumplirlo.
Tengo que acabar el relato de nuestro pasado sábado. El segundo y tercer acto. Las cosas aquí ocurren a tanta velocidad que ya el sábado está casi obsoleto. Pero intentaré hacer un esfuerzo.

La gran pecera está muy cerca de uno de los puntos donde se cogen los ferris para visitar el río Han. La idea original de Ciro era, una vez visitado el mercado de pescado, ir andando para coger uno de los barcos.


Salimos de la pecera por la parte trasera, la de acceso de vehículos y topamos directamente con la autopista. En el mapa, nuestro destino, una pequeña isla en la orilla norte del río, y el mercado están muy próximos. Además se aprecian bastantes conexiones entre una zona y otra. Pero, en realidad se trata de una encrucijada. Estábamos atrapados entre la autopista, vías de tren/metro y uno de los canales del río. (Si ya decía yo que estabamos en una gran jaula). No localizábamos ningún puente o acceso peatonal que nos permitiese pasar al otro lado. Ciro con el mapa en la mano (es como su segunda piel) preguntó a un chico como acceder al “otro lado”. El chico le dijo que la única manera de pasar era en coche, es decir, en taxi. Los taxis en Seúl son baratísimos. Ciro, como es terco como una mula, estaba convencido que debía haber alguna manera de pasar andando. Seguía investigando el mapa cuando otro coreano se acercó para preguntarnos si necesitábamos ayuda. La respuesta fue exactamente la misma: Taxi. Así es que decidimos coger el metro para llegar hasta allí. Da un poco de vuelta pero no había otra posibilidad. Lo del taxi lo desechamos ya que nos resultaba complicado parar un taxi en mitad de una autopista.

Al fondo los cuarto de baños. ¿ A qué son chulos?

En el metro de Seúl te encuentras a menudo con puestos de ropa. Son bastante baratos. En uno de los trasbordos nos compramos un gorro por 100 pts. Nos veréis en las fotos, ya que ese mismo día nos lo pusimos. Yo, además del gorro, compré una imitación de las botas australianas UGGS, esas que estaban de moda hace más de tres años en Nueva York. Son una monada y muy calentitas. Desde entonces, no me las quito. Pero lo mejor de todo es lo que me costaron: 2000 pts. frente a las 25.000 de las verdaderas. Es muy probable que me compre otras de otro color (negras), las quería negras pero no había de mi número. Al final, marrón oscuro.

Después de estos parones consumistas llegamos a Yeouido, isla que nos permitía coger el Ferri. El plan era llegar  por el río Han hasta Jamsil  (al Este de nuestra posición), otro punto de desembarco de los ferris, al lado del Olympic Park y el Oympic Stadium de nuestro amigo Kim. Las orillas del Han River están totalmente habilitadas para la “vida bucólica” al aire libre. Kilómetros y kilómetros de parque, zonas verdes, vegetación, árrboles, campos de deportes, gimnasios, tenderetes, seven elevens o similares y muchos cuartos de baño prefabricados. Por cierto, con un diseño que no estaba nada mal.

La boca de metro está apenas a cincuenta metros de las taquillas de los “barcos públicos”. Al llegar, estaban colgados los horarios de todo el tráfico náutico de la zona. El que nosotros queríamos coger, acababa de salir hacía media hora y solo hay uno al día. Nuestro gozo en un pozo. Ciro estaba muy disgustado ya que su plan se había trastocado. Los pececitos nos habían abierto el apetitito. Por lo que decidimos tomar algo en el primer sitio que encontrásemos antes de tomar una decisión sobre nuestro futuro más inmediato.


El día y la hora eran perfectas para dar un paseo por el río, el próximo barco zarpaba a las 15:30 (ida y vuelta al mismo sitio) y teníamos dos horas por delante en esa isla. Durante el corto trayecto del metro a la venta de tickets divisamos un sitio para alquilar bicicletas y nos cruzamos con una pareja de enamorados que circulaba en un tándem naranja. Ciro sugirió alquilar una bici para hacer tiempo. Yo estaba un poco indecisa pero al final me animé. Alquilamos una bicicleta para los dos y nos fuimos a explorar la isla. Fue bastante divertido, Ciro iba delante dirigiendo y yo detrás. Es una sensación muy extraña eso de no llevar el control, de vez en cuando mola. Como la bici tenía cesta dejamos mi bolso y me puse la mochila a la espalda. Tenía una mano libre para grabar con la cámara de Ciro, lo de hacer fotos era un poco complicado. Grabé aunque la calidad de lo grabado debe ser lamentable. Se me cansa un montón el brazo. Dimos una vuelta completa a la isla y fuimos parando en algunos puntos, yo para fumar y Ciro para divisar el paisaje. En una de nuestras paradas, un japonés (suponemos) nos pidió que le hiciésemos una foto. A cambio le pedimos que nos hiciera una a nosotros. La cuelgo en blog, es la única en la que salimos los dos juntos.

Llegamos por los pelos a coger el barco. Tenía dos pisos, la cubierta al aire libre y la planta baja (no sé cómo se dice en vocabulario náutico) estaba cubierta. El area resguardada estaba llena de orientales bebiendo y comiendo. Creo que era un tour organizado ya que durante la navegación hubo espectáculo de magia en directo. Como gusta lo de la magia en este país. Nosotros nos fuimos directamente arriba, había bastantes occidentales, tres o cuatro. Empezaba a hacer bastante rasca pero la luz era perfecta. Todavía no había empezado a atardecer.

No recorrimos demasiado trayecto pero suficiente para ver tres o cuatro puentes y una parte de ambas orillas de la ciudad. Lo de los puentes aquí es casi, casi, como las universidades. El río es anchísimo y enorme pero hay bastantes puentes que lo atraviesan. Y lo más interesante es que durante la guerra de Corea, fueron destruidos y han sido reconstruidos todos y alguno más en los últimos años.* Mientras hacíamos fotos como unos locos, un altavoz nos contaba en INGLES la historia de cada uno de los puentes por los que pasábamos.


Hicimos fenomenal en hacer la visita ese día, las temperaturas han bajado y ahora debe ser un infierno un paseíto por el Han River.

Un abrazo
María

* Ciro me informa que la guerra de Corea finalizó en 1958 y que sólo existía un puente. Es decir, solo se destruyo uno. El resto son de nueva construcción.