Sabado, 26 de noviembre 2011
Querida mamá:
Llevo toda la mañana preparando el resumen de nuestra actividad académica en Corea. Todavía está a medias, es una especie de memoria de nuestra estancia aquí. Espero entre mañana y el viernes acabarla.
Hemos ido a comer a una barbacoa que descubrimos el otro día, bastante cerca del despacho de Kim. Llueve muchísimo y han bajado algo las temperaturas. Estoy en Gurunaru, en la zona de fumadores y están todas las ventanas abiertas. Puede que me quedé pajarito. Ciro ha optado por el calor de lo conocido y se ha ido a SKAI (Sung Kyun Architecture Institute), más conocido como la planta quinta del 600 Centenary Building.
El sábado, después de nuestras aventuras varias, nos acercamos al centro, junto al hotel de los visitantes, donde hay dos librerías grandes, muy cerca una de la otra. Al salir de la primera (desde donde te llamé para felicitarte) nos topamos con un grupo no muy numeroso de policías uniformados y con pinta de antidisturbios. Saque la cámara inmediatamente y me puse a hacer fotos. Soy un poco pesada con la cámara (parezco japonesa, je), hago fotos constantemente. Algunas veces Ciro pasa un poco de vergüenza, sobre todo cuando me centro en personajes aislados y lugares cerrados. Son dignos de un estudio mucho más profundo que una simple foto. Ya te he dicho que estoy desarrollando bastante morro en este país. En fin, cuando saqué la cámara para registrar a los policías, Ciro casi muere allí mismo, y se puso a andar bastante rápido, dejando claro que no tenía nada que ver conmigo. Le dije que era inútil. Aquí es imposible pasar desapercibido, por mucho que se alejase todo el mundo sabría que íbamos juntos. No pasó nada pero a cincuenta metros, empezaron a desfilar a paso ligero millones de policías, con escudo, espada/porra de luz como las de juguetes de la guerra de las Galaxias.
(Me voy a la zona de no fumadores, hace un frio espantoso. No entiendo porque siempre son los enfermos los sacrificados).
Empezamos a fijarnos con un poco más de cuidado y había ante nosotros un ejército completo de seguridad. Cientos de autobuses aparcados en las aceras a modo de barreras cortando la circulación entre el asfalto de los vehículos y la zona peatonal. Furgonetas envueltas y protegidas por mallas metálicas en todas sus caras. Vallas o rejas metálicas de tres metros de alto que se desplazaban solas por la calle. Una autentica pasada. Los policías aparecían por todos partes y de todos los lados. Corrían en fila y nunca perdían el orden establecido por el superior que iba a la cabeza. Todos bastante jóvenes y con una mirada que no inspiraba mucha seguridad, parecía que era la primera vez que salían a la calle. Comencé a ponerme muy nerviosa, era todo un espectáculo. Seguíamos andando muy despacito, mirando alrededor, preguntándonos que es lo que estaría pasando.
En ese instante un grupo de policías desfiló delante de nosotros y se metió en el metro. Les seguimos y cruzamos la calle por abajo. Al salir a la superficie el espectáculo era mucho más grandioso que en el otro lado. Estaba totalmente emocionada. Más policías y más manifestantes. Ciro claudicó y sacó la cámara de video. Los manifestantes empezaban a multiplicarse, hondeaban banderas de todo tipo, la única que reconocimos fue la bandera gay (están por todas partes). Los manifestantes gritaban, aplaudían y coreaban cosas frente a una estatua de un tipo con pinta de haber sido importante para la historia de Corea. La gente pasaba bastante de nosotros y cuando alguno se dirigía a nosotros, era siempre en son de paz, haciéndonos participe de su sorpresa o incredulidad.
Justo al lado de donde estábamos había una oficina de turismo. Entramos a pedir un plano de Seúl y de paso le pregunté a la señorita que es lo que estaba pasando. Contestó en inglés: “FTA demonstration”. Mi inglés aunque ha mejorado, todavía le queda. Pensaba que era un simulacro de entrenamiento de los jóvenes policías. Gracias a Dios, Ciro me sacó de dudas, porque podría estar escribiendo ahora sobre el simulacro. Me explicó que manifestación en inglés es “demonstration”.
Nos fuimos después de más de una hora de cotillas. Mi curiosidad sobre el tema hizo que me pusiera a mirar por primera vez la prensa local en la Web (en inglés, claro). Al final lo más útil y rápido ha sido la información de primera mano. La cuestión de fondo, lo que verdaderamente preocupa a las madres coreanas, (esto es cierto) es la posibilidad de que sus hijos puedan enfermar con carne americana infectada con la enfermedad de las vacas locas. Y doy fe, en todos, todos los restaurantes de Seúl donde se ofrece carne en la carta se indica el origen de la carne que solo es australiana o coreana.
Impresionante, que carros de combate!!
Un abrazo
María
Pd. Habrá que subir algún de los videos que grabó Ciro.
Pues si se ponen así por un poco de carne que no harán cuando se metan con ellos sus vecinos del norte....
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