lunes, 24 de octubre de 2011

Koossino


Lunes, 24 de octubre 2011




Querida mamá:
Ayer, después de nuestras labores del hogar, fuimos a la zona de Hongik University. Habíamos quedado a las 3:45 con Santiago para ir a ver el estudio de un amigo suyo, coreano y arquitecto. No sabemos cómo se llama pero todo el mundo se refiere a él con el nombre de su estudio Koossino. (Acabo de descubrir en su tarjeta el nombre Seungmin Koo)


Kooss es el de la gorrita y las gafas
 Llegamos bastante tarde a la zona y nos tomamos un perrito caliente justo al lado de donde habíamos quedado, la salida número 9 del metro de la línea verde (2). Es espectacular lo bien que está señalizado el metro en Seúl, tienes mapas por todas partes (a tres escalas diferentes), secciones, plantas y axonométricas de las estaciones y cada una de las salidas está numerada y señalizada en el mapa. Es bastante complicado perderse o no llegar al sitio correcto.

Esa salida del metro está justo debajo de lo que aquí se llama “officeHotel”, es decir, un edificio de oficinas donde se alquilan habitaciones como si fuera un hotel. Todos los espacios están sin amueblar y no son demasiado caros. El estudio de Koossino está en uno de ellos, en la planta número 15. Estos bloques suelen ser muy vistosos por fuera, lo que el público ve, y un poco más cutres por dentro. No teníamos ni idea de lo que nos íbamos a encontrar ya que teníamos bastante pocos datos.

Al llegar, la puerta estaba abierta y nos recibieron tres o cuatro chicos (a mi todos me parecían de la misma edad, jóvenes). Uno de ellos era Koossino. Kooss no habla nada de inglés por lo que había llamado a un chico que trabajó para él y que después de unos cuantos años en Londres, estaba en el estudio colaborando esporádicamente. Otro de los chicos hablaba japonés y es el intérprete habitual de Santiago. Santiago entiende coreano pero se maneja mejor en japonés. Desde el punto de vista de comunicación fue bastante surrealista: español, inglés, coreano y japonés además de todo tipo de gestos. Además, Kooss tiene labio leporino con lo que cuesta entenderle también en coreano (esto me lo han contado, claro).
La bienvenida fue apabullante. Kooss es todo generosidad…. Es un auténtico apasionado del dibujo y dibuja como los ángeles. Nos recibió regalándonos cuatro libros con sus dibujos: dos ejemplares dedicados de los sus últimos dibujos y un ejemplar compuesto por dos volúmenes de los dibujos del año pasado (Kooss quería darnos a los dos, pero le dijimos que no hacía falta); una serie de postales con algunos de sus dibujos, dos posters también dedicados y una caja con los rotuladores con los que dibuja. Son los más baratos del mercado (una especie de bic en rotulador). Hay dibujos de todo tipo y con todo tipo de técnicas. A Ciro y a mí los que más no gustaban era los de arquitectura, y en concreto, los croquis de sus proyectos. Le interesa mucho el dibujo de anatomía y tiene varios esqueletos de papel por el estudio.

Es el típico tío muy inquieto que está produciendo cosas de manera constante, es profesor en otra universidad, tiene bastante obra construida, sobre todo viviendas unifamiliares, dibuja a todas horas y su cabeza debe descansar bastante poco, fue un lujazo conocerle. Todos los años realiza una exposición y se auto pública sus dibujos. Nos estuvo enseñando maquetas, dibujos, renders, fotos, etc… de muchas de sus obras. Ha desarrollado un método para aprender a dibujar… Tiene 43 años y toda su obra tiene un punto de work in progress constante, investiga y experimenta en cada uno de los proyectos. Como es lógico, hay mejores y peores pero lo más interesante es la manera de afrontar el trabajo.

Después de un rato en el estudio, el chico que hablaba inglés se fue (tenía otra cita) y nos fuimos a tomar un café aunque nos habían dado café en el estudio. Según nos dijo Santiago, nos quería invitar a cenar. Del camino al café, además del paseo, nos llevó a tres o cuatro sitios: un edificio, una tienda con productos de diseño de jóvenes coreanos, un museo de diseño y el café del museo. En la tienda de diseño nos regaló unos post-its en forma de hojas de árboles, dos a cada uno. Yo estaba empezando a sentirme mal, nosotros no le habíamos regalado NADA y él era todo atención. Estamos pensando en regalarle algún número del croquis que no tenga (es la revista fetiche). Por cierto, él no tiene ningún problema con los arquitectos japoneses.

Cuando nos sentamos a tomar algo le enseñamos algo de nuestros cosas. Primero le enseñé las variaciones de Max Bill y algún trabajo de Infact. Creo que le gustó bastante todo o al menos, eso dijo. Estaba flipado con el color, primero en Max Bill y luego en el ascensor, la universidad de Málaga etc… La iglesia le gustó muchísimo. Nos propuso hacer algo juntos, exposición, concurso o cualquier otra cosa a lo que respondimos que lo que quisiera. Otro aspecto que le sorprendió (para bien, claro) fue que tuviéramos la misma edad y tenía verdadera curiosidad por conocer más de nosotros. Aquí, el idioma fue un pequeño hándicap. EL chico que hablaba japonés está muy relacionado con varias publicaciones coreanas y nos dijo que sería muy interesante que publicásemos algo de nuestro trabajo en Corea. A lo mejor sale algo, la semana que viene hemos quedado en pasar a verle de nuevo. Nos repitió muchísimas veces que por favor le llamásemos. Le voy a escribir ahora un correo y me voy a hacer amiga suya en Facebook. Todo Corea está en Facebook, no eres nadie sino estás en ahí.


Salimos encantados, por supuesto, nos invitó a todo. Ciro está pensando en trabajar con él aunque sea durante un mes. Como siempre tras recibir tal cantidad de información estábamos agotados. Nos volvimos a nuestra zona y nos fuimos a un DVD bang. Toda una experiencia, pero eso lo cuento en otra ocasión.

Un abrazo

María

De izquierda a derecha:
???, el que hablaba inglés, KOOSS,
Santiago, el que hablaba japonés, yo y Ciro






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